El lobo ibérico (Canis lupus signatus) es una subespecie de lobo (Canis lupus) endémica de la península ibérica.
Alcanza un tamaño medio, algo más pequeño que otros lobos europeos. Los machos alcanzan entre 130 y 180 cm de longitud, y las hembras entre 130 y 160 cm. La altura de cruz puede llegar a los 70 cm. Los machos adultos pesan generalmente entre 30 y 40 kg, y las hembras pesan de 20 a 35 kg.
Tienen la cabeza grande y maciza, orejas triangulares relativamente pequeñas y ojos oblicuos de color amarillento. El hocico presenta unas manchas blancas en los belfos denominadas bigoteras.
Su pelaje es heterogéneo, de tal forma que se describen unas franjas
longitudinales oscuras o negras cubriendo la parte anterior de sus dos
patas delanteras, una mancha oscura a lo largo de la cola, y otra mancha oscura alrededor de la cruz a la que se le conoce como silla de montar.
El conjunto de estas marcas o manchas oscuras, son las que le han dado el nombre "signatus" a esta subespecie de lobo, puesto que "signatus" (en latín) significa "signado" o '"marcado"'.
Los lobeznos al nacer presentan tonos oscuros uniformes.
En movimiento llama la atención el poderío de los cuartos delanteros en relación a la grupa, levemente caída.
Este lobo es uno de los pocos grandes carnívoros que existen en la Península Ibérica, y como depredador, se alimenta básicamente de las presas que caza, grandes herbívoros y otros mamíferos
de porte menor. El lobo es un carnívoro depredador. La mayor parte de
su dieta está compuesta por presas cazadas, aunque ocasionalmente puede
competir con aves carroñeras por los restos de animales que han muerto
de forma natural o por accidente, así como por restos provenientes de
vertederos cercanos a núcleos de población humana. También es conocido
el hábito, en determinadas estaciones, de consumir alimentos de origen
vegetal, tales como frutos silvestres.
El doctor Félix Rodríguez de la Fuente,
realizó diferentes estudios para concretar la dieta del lobo ibérico en
España, y según los resultados extraídos, esta podría estar compuesta
por: grandes mamíferos (como corzos, muflones, ciervos...) en un 35%, ovejas en un 24%, conejos en un 14%, ratones de campo en un 9%, carroña un 7%, reptiles y aves en un 5%, insectos y vegetales un 4%, y otros carnívoros (como zorros o perros) en un 2%.
Aunque históricamente se distribuía abundantemente por toda la
península ibérica, actualmente se mantiene con poblaciones relativamente
estables al norte del Duero (dónde es especie cinegética) mientras que al sur del Duero la población es frágil y está fragmentada y amenazada, siendo especie protegida.
Estos lobos poblaban la mayor parte de las tierras al sur de los
Pirineos hasta principios de este siglo. Sin embargo, durante los
últimos cien años han venido sufriendo una persecución sistemática y una
serie de trabas indirectas para el correcto desarrollo de sus
poblaciones.
El número total de ejemplares de Canis lupus signatus que se pueden
encontrar en España varía según las fuentes. El último censo fiable data
de 1988, e indicaba la existencia de 1.500 a 2.000 individuos. En la
actualidad la población puede estimarse en aproximadamente 1.500
ejemplares, distribuidos prácticamente en el cuadrante noroccidental de
la Península.
Mientras que en los años 50 la presencia del lobo era patente en todo
el oeste de la Península (no hay que olvidar su presencia en Portugal)
más en los Pirineos, un estudio realizado recientemente por el CSIC
(Palacios, 1999) revela que al sur del Río Duero (Sierra de San Pedro en
Extremadura y Sierra Morena) el último lobo podría haber muerto hacia
1983 y que no existe presencia confirmada ni rastros biológicos de su
existencia en la zona oriental de España, aunque es posible que
persistan algunos grupos en los Pirineos y el País Vasco.
Algunas reservas naturales también albergan a pequeños grupos de lobos (Hosquillo en Cuenca, Ordesa en Huesca).
El lobo ibérico estuvo presente en toda la Península Ibérica
durante siglos, tanto es así que llegó a habitar casi todo el
territorio peninsular hasta principios del siglo XX; no obstante, estuvo
a punto de extinguirse en los años 70 del siglo XX , debido a que en España y especialmente durante el gobierno de la dictadura franquista se promovió una campaña de exterminio motivada por la superabundancia de este animal, acaecida tras la Guerra Civil Española,
que tuvo lugar entre 1950 y 1970, cuyo resultado fue la práctica
erradicación de esta subespecie en todo el país, exceptuando la parte
noroeste y algunas áreas aisladas de Sierra Morena.
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