El buitre leonado (Gyps fulvus) es una especie de ave accipitriforme de la familia Accipitridae. Es una de las mayores rapaces que puede encontrarse en la península Ibérica, superando en envergadura (hasta 260 cm.) incluso al águila imperial ibérica.
Puede llegar a los 10 kg de peso, con una envergadura que supera los 2,5 m.
Las plumas son de color ocre o canelo en la mayor parte del cuerpo
(dorso, zona ventral y mitad anterior de las alas), siendo este el
motivo de su apelativo "leonado". Estas plumas leonadas, se tornan
marrón oscuro o negro en las rectrices de la cola y extremo de las
rémiges. La base del cuello está rodeada por filoplumas blancas a modo
de gorguera.
El pico
ganchudo, típico de las rapaces, y especializado en desgarrar tejidos,
es pardo gisáceo en la base y amarillento pálido en los lados. Los
tarsos y dedos son grises y grandes, aunque mucho más débiles que los de
otras grandes rapaces, siendo las uñas cortas y romas. Esta
circunstancia, a la que hay que añadir especialmente el gran peso y
lentitud de estas aves, hace que sea prácticamente imposible que los
buitres den caza o maten a otros animales, como sí hace el resto de las
rapaces.
Junto con el buitre negro, el quebrantahuesos y el alimoche (en verano), es una de las pocas especies de buitres que pueden verse en Europa, pues se le puede encontrar en España, Portugal, zonas aisladas de Francia (donde ha sido reintroducido) e Italia, buena parte de los Balcanes y Crimea. El resto de su distribución abarca varias partes de África septentrional y Asia occidental, desde Turquía, Arabia y el Cáucaso hasta las estribaciones del Himalaya y el noroeste de la India.
En España se ha estimado una población en el año 2008 de 25.000
parejas, con las mayores concentraciónes en Castilla y León, Aragón y
Andalucía (con porcentajes del 24, 21 y 12 respectivamente). Destacan las colonias de las Hoces del río Duratón (566 parejas), Hoces del río Riaza (402 parejas), Arribes del río Huebra, (349 parejas). y las poblaciones del Cañón del río Lobos, del Valle del Rudrón, Alto Jalón, Campo Taranz, parameras de Maranchón, altos de Barahona, y del parque natural del Alto Tajo.
Las zonas habitadas por los buitres leonados suelen ser montañosas,
aunque en el llano cualquier cantil vertical o extraplomado de más de 50
metros e inaccesible les sirve de buitrera o lugar de descanso. En las
zonas montañosas recortadas por profundos valles en los donde se
producen brisas ascendentes y anabáticas producidas por el calentamiento de las laderas orientadas al sol.
Cuando el día es térmico, al amanecer, suelen verse en los bordes de
los acantilados y barrancos orientados al noreste-este, a la espera de
que haga el calor suficiente para poder ganar la altura suficiente para
rebasar las crestas y las cumbres. Durante el mediodía suelen aprovechar
las rutas apoyadas en relieves orientados al sur y suroeste, para
posteriormente apoyarse cuando el sol declina en las laderas oeste y
noroeste, horas en las que se empiezan a producir las ascendencias
restitutivas, y aprovechando de las distintas condiciones aerológicas
han podido recorrer centenares de kilómetros, y dependiendo de la
bonanza aerológica de la jornada pueden sobrevolar el llano o sólo
mantenerse sobre los relieves montanos, siendo grandes conocedores no
sólo del vuelo ascendente sino de las rutas y los vientos apropiados a
las distintas alturas para trazar sus recorridos. Al atardecer vuelven a
sus refugios, pequeñas repisas situadas preferiblemente bajo un techado
de roca y protegidas de los vientos, donde pasan la noche, incuban el
huevo cuando es época y sacan adelante a sus crías.
En la península Ibérica
es una especie sedentaria que se puede ver todo el año, pero las
poblaciones de otros lugares a veces emigran al sur para invernar y
vuelven a sus lugares de origen para reproducirse.
El buitre leonado es un ave planeadora más que voladora, pues apenas
mueve las alas en el aire, permaneciendo cernido en las altas corrientes
durante las horas de más calor del día. Prefiere levantarse sobre corrientes ascendentes que se corresponden con fenómenos aerológicos como la convectividad térmica, ascendencia dinámica
o termodinámica, la convergencia de brisas, la restitución, la onda de
montaña o las cuñas de aire frío de carácter meteorológico que levantan
grandes masas de aire caliente, pasando horas volando entre alturas de
1.800 a 3.500 metros sobre el nivel del mar, aunque en días
excepcionales puedan llegar a los 6.000 metros sobre el nivel del mar y
recorriendo desde 50 kilómetros a 300 kilómetros dependiendo de la
potencialidad convectiva del día, a la búsqueda de animales muertos (especialmente grandes mamíferos)
de los que alimentarse. Cuando planea, suele manterner las alas un poco
por encima de la horizontalidad y los planos de sustentación algo
arqueados.
Está especialmente adaptado para alimentarse de carroña: su potente
vista localiza cualquier cadáver en las cercanías, y cuando desciende
para alimentarse (formándose entonces aglomeraciones importantes de
buitres, de forma muy rápida, donde no faltan las peleas por las mejores
tajadas), introduce sin problemas su cabeza y largo cuello, provistos
únicamente de un plumón corto en el que la sangre y la carne no se adhieren fácilmente. Dada la escasez de grandes ungulados en Europa como ciervos, gamos o muflones
debido a la caza y la desaparición de los bosques, las carroñas dejadas
por los pastores constituyen una parte importante de la dieta de este
animal.
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