miércoles, 10 de octubre de 2012


Quercus pyrenaica - Rebollo o melojo, o quejigo

Quercus pyrenaica - Rebollo o melojo, o quejigo
Quercus pyrenaica, Rebollo o melojo, o quejigo, es una especie de árbol del género de los robles. Es más rústico y frugal que sus "hermanos mayores" caducifolios de parecidas hojas Quercus robur y Quercus petraea. Se extiende por casi toda la Península Ibérica excepto la franja norte, donde falta o escasea, y se encuentra protegido por la ley en Andalucía.
En algunos manuales se le denomina erróneamente roble pirenaico castellanizando el binomen latino, pero el nombre específico, pyrenaica, es muy poco apropiado, ya que falta casi por completo de los Pirineos, y se debe a que se lo puso el botánico alemán Carl Ludwig von Willdenow (1765-1812) basándose en unas muestras secas de herbario que le llegaron con una etiqueta que le atribuía esa procedencia. Prevalece sobre otro que fue mucho más usado, Quercus toza Bosc, pues así lo exigen las reglas de nomenclatura botánica.

Especie de exposición soleada o de media luz y temperamento robusto, silicícola y basífugo, se instala sobre terrenos de variada naturaleza (cuarcitas, areniscas, pizarras, micacitas, gneises, granitos y arenas más o menos arcillosas; raro en calizas descalcificadas o dolomíticas).
Vive en el contorno del mediterráneo occidental. Por el norte llega a las zonas occidentales de Francia (desde el nivel del mar hasta los 500 metros), mientras que hacia el sur solo existe en el noroeste de África, norte de Marruecos, alcanzando su frontera meridional en el macizo del Rif.
En la Península Ibérica es más o menos frecuente en todas las regiones interiores, especialmente en las montañas del centro y cuadrante noroccidental, principalmente en las faldas de las montañas silíceas, entre los 400 y los 1600 metros de altitud y algo más en Andalucía, (2000 metros en Sierra Nevada).
Indicador de la provincia Carpetano-Ibérico-Leonesa (Bolòs la denomina territorio Carpetano-atlántico; según este botánico, las poblaciones de melojo en los montes de Toledo, Guadalupe-Villuercas y sierra de San Mamed son islas eurosiberianas en la Iberia meridional), aguanta mejor un clima más continental y con inviernos más fríos que los otros robles. En la mayor parte de su zona de distribución se dan precipitaciones que van desde los 650 a los 1.200 mm anuales. Su periodo vegetativo coincide con la falta de lluvias en verano.
Falta en Baleares y en el sureste es muy excaso por ser los terrenos calizos y el clima seco, aunque se extiende hasta las provincias de Cádiz, Málaga y Granada en el sur, y alcanza la Sierra de Prades en Tarragona, por el este.
Empiezan los melojares en altura donde acaban los encinares y alcornocales, y suelen entrar en contacto con los pinares, por lo que se han destruido algunos para favorecer a los pinos.
Hay que resaltar la presencia, aunque pueda parecer extraña, de pies aislados o rodalillos cercanos a las costas cantábrica y gallega, donde el melojo se mezcla con el carballo formando bosques mixtos a lo largo de la costa francesa, llegando hasta Bretaña, aunque en áreas peninsulares atlánticas se muestran mucho más competitivos el carballo y el roble albar.
Quercus pyrenaica es un excelente creador de suelos, conocidos como «tierras de melojar», que en la nomenclatura edafológica se consideran cambisoles húmicos y pertenecen a la familia de las tierras pardas.
Se encuentran representaciones de melojo en Asturias en cabo de Peñas, Cudillero y proximidades del faro de San Emeterio.
En Álava se extiende por el Parque Natural de Izki, en la provincia de Vizcaya por monte Lucero y en la de Guipúzcoa se encuentra en los montes Jaizkibel, Igueldo y de Itziar.
En Cantabria son comunes los rebollares en la vertiente norte de la Cordillera Cantábrica, entre los 700 y los 1400 metros de altitud, sobre todo en las zonas más secas de los valles donde hayedos y robledales no crecen debido a su mayor dependencia hídrica, en las laderas de Peña Sagra, (Valderrodíes,Aniezo y Bárago). También hay melojos en Liencres y cabo Guintres.
En León abunda en la Cordillera Cantábrica y en el Páramo. En Zamora en La Sanabria y La Carballeda. En Salamanca en la penillanura del NW (comarcas de Vitigudino y Ledesma), en la Peña de Francia, en las sierras de Gata y Béjar. En Ávila en la Sierra de Gredos (Candeleda, Arenas de San Pedro), y en las sierras de Villafranca y en La Serrota en los cursos altos de los ríos Corneja y Adaja. En Segovia en zonas aledañas a Riaza y Sepúlveda. En Burgos por las sierras de Oca, la Demanda y el Valle del Rudrón. En Soria en Vinuesa y en el Moncayo.[5]
En la provincia de Cáceres, habíta en los valles del Tiétar, La Vera, Alagón y Jerte y en las laderas de Villuercas (Pozo de la Nieve), incluso en la Sierra de Guadalupe, en Las Hurdes y Sierra de Gata, también en la Sierra de Montánchez. En Badajoz en la sierra de Tentudía.
En la provincia de Madrid se distribuye por el oeste, noroeste (Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares) y norte (Bustarviejo) formando bosques en las laderas bajas de las sierras de Guadarrama y Ayllón, entre los 800 y 1.500 metros de altitud aproximadamente.
En Andalucía en Sierra Morena y en Sierra Nevada. Los bosques de melojos más meridionales en la Península Ibérica se sitúan en el Parque Natural de los Alcornocales en la provincia de Cádiz, en la Sierra del Aljibe y en la Sierra de Ojén.

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