Es una especie característica de ambientes áridos subdesérticos, cuya
principal área de distribución mundial la constituye la banda del Sahel y
la península de Arabia (Urban et al., 1986; Del Hoyo et al., 1996). De
manera más discontinua, también existen núcleos reproductores en áreas
al norte del desierto del Sáhara, incluidas biogeográficamente dentro de
la región Paleártica Occidental (Perrins, 1998). En la península
Ibérica existen algunas citas homologadas, predominantemente
primaverales, costeras y meridionales, incluyendo un caso confirmado de
reproducción en Almería durante 2001 (De Juana, 2006). Las Islas
Canarias acogen una significativa población residente de corredor
sahariano, concentrada en su práctica totalidad en Lanzarote y
Fuerteventura (Martín y Lorenzo, 2001). No obstante, en el pasado
también fue localmente abundante en el sur de Gran Canaria, pero terminó
por extinguirse hacia finales del siglo XX, debido a la alteración o
completa eliminación de las áreas semiestepáricas de esta isla. En
Tenerife, no hay pruebas fehacientes de su presencia como reproductor,
aunque la especie es un visitante relativamente habitual de las zonas
más áridas del sur de la isla (Martín y Lorenzo, 2001). Es un migratorio
parcial, con individuos invernantes en la India, Arabia y el margen meridional del Sahara; es raro que se desplace hacia el norte de su área, pero se ha citado en latitudes tan septentrionales como Finlandia, Irlanda o Gran Bretaña.
Es un ave especializada cuyas patas han perdido el cuarto dedo trasero,
lo que le facilita la carrera. Esto no impide que pueda volar e incluso
realizar grandes migraciones estacionales. Sociable, vive en grupos;
cuando está intranquilo se pega al suelo camuflándose con el terreno con
su color beige-pardo característico. Se alimenta de insectos, caracoles, lagartijas.
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