Quercus coccifera, coscoja, chaparro, chaparra, carrasquilla o carrasquizo es una especie de arbusto perteneciente a la familia de las fagáceas originaria de la región del Mediterráneo.
Es un arbusto, de hoja perenne y verde todo el año, de no más de 2 m, de altura, aunque a veces se puede convertir en un pequeño arbolillo de hasta 4 ó 5 m; suele ramificarse abundantemente desde la base, de forma que las ramas, de corteza
lisa y cenicienta, se entrelazan a menudo haciéndola impenetrable.
Tiene hojas sencillas, alternas, membranosas que caen rápidamente,
rígidas, lampiñas por las dos caras, con el margen ondulado y armado de
dientes espinosos en mayor o menor número; tienen color verde intenso, forma aovada o alargada y superficie brillante y lustrosa.
Las flores masculinas son muy pequeñas, poco aparentes, con una envuelta acopada dividida en 4, 5, ó 6 gajos y un número variable de estambres (4 a 10); se agrupan en espigas
cortas, de color amarillento, delgadas, que cuelgan en grupos. Las
femeninas nacen en la misma planta, solitarias o agrupadas por dos o
tres. El fruto es una bellota, de una sola semilla, separable en dos mitades (cotiledones) longitudinalmente.
Se desarrolla en las laderas secas y soleadas, formando parte importante de los matorrales altos, que sustituyen a los encinares quemados, talados o degradados, a los que muchas veces da nombre (coscojares, garrigas); es indiferente a la naturaleza química del suelo, y amante de los climas cálidos por lo que empieza a faltar a partir de los 1000 m de altitud; soporta bien las sequías estivales. Se asocia al espino negro, lentisco, acebuche, etc.
En España se localiza en el contorno de la región mediterránea. En las Baleares, en las islas de Mallorca e Ibiza, y en la Península por casi toda la zona mediterránea, especialmente en el centro y mitades meridional y oriental, faltando en las regiones elevadas y continentales.
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