El haya común (Fagus sylvatica) es un árbol caducifolio de la familia de las fagáceas de porte robusto y gran talla, que alcanza los 35 ó 40 m,
con un tronco recto que lo hace muy valioso, y una copa ovalada en su
tercio superior. Si el árbol crece aislado (no en espesura) cambia
radicalmente, se abre muy pronto, siendo algo irregular, ramificándose
desde abajo y variando mucho la copa.
Conserva la corteza prácticamente lisa durante toda su vida, de un
gris ceniciento o blanquecino. Los ramillos tienen un crecimiento
singular en zig-zag. Las hojas
son simples, alternas en los tallos jóvenes, en los adultos salen en
fascículos sobre pequeños braquiblastos, y caedizas. Son de peciolo corto, y el limbo
es de forma ovalada, con el borde ondulado, en principio algo
festoneado y prolongándose en un vello sedoso muy característico. Tienen
los nervios laterales bien marcados y paralelos (penninervia), son de
un color verde muy vivo por el haz volviéndose más oscuras en la
madurez, y se disponen siempre en posición muy horizontal, captando la
mayor cantidad de luz posible. Ello hace que sus bosques tengan un
aspecto un tanto sombrío, casi propio de cuento de hadas, no permitiendo crecer en el suelo a apenas ninguna otra planta. Frecuentemente, sin embargo, crece en bosques mixtos con el abeto y otras especies del bosque caducifolio. A los bosques de hayas se les llama hayedos o hayales.
El haya necesita suelos frescos y fértiles, sin embargo logra vivir en
suelos silíceos. Como tiene una elevada tasa de transpiración, necesita
abundante lluvia. Es una especie de sombra y por eso prefiere situarse
en las montañas y los montes.
En España es infrecuente fuera de la Cordillera Cantábrica o los Pirineos. Hay hayas, sin embargo, en las laderas del Moncayo, en el parque natural de los Puertos de Tortosa-Beceite (Tarragona), siendo el hayedo más meridional de España, y en algunos bosques del Sistema Central, en Tejera Negra (Guadalajara), la Pedrosa (Segovia) o en Montejo de la Sierra (Madrid). En Ciñera de Gordón (León) se encuentra uno de los hayedos mejor conservados. También es frecuente en las montañas del País Vasco y el Valle del Rudrón (Burgos; también dentro del Sistema Ibérico se encuentran abundantes hayedos en las montañas de La Rioja, estando los más extensos en la Sierra de la Demanda, en los valles de Tobia, Cárdenas y Valvanera. El límite occidental de su distribución está en las montañas orientales de la comunidad gallega y el límite occidental costero se encuentra en el concejo de Valdés (Asturias).
En esta última comunidad destaca el mayor hayedo de la comunidad, el de
Monasterio de Hermo en Cangas del Narcea a muy pocos kilómetros del
mayor robledal de Europa, el de Muniellos.
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