El águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es una especie de ave accipitriforme de la familia Accipitridae. Es una de las aves endémica de la Península Ibérica.[2] Hasta no hace mucho se le consideraba una subespecie del águila imperial (Aquila heliaca), pero los estudios de ADN de ambas aves
demostraron que estaban lo suficientemente separadas como para
constituir cada una una especie válida. El águila imperial ibérica es un
ave muy amenazada, y en la actualidad se estima una población de unas
200 parejas. Su nombre binomial conmemora al príncipe Adalberto de Baviera.
El plumaje
es pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y la
parte alta de las alas, de color blanco. La nuca es ligeramente más
pálida que otras partes del cuerpo, y la cola más oscura, sin bandas
claras o líneas blancas como en el águila imperial oriental.
En el caso de los individuos subadultos, éstos son pardo-rojizos, sin
diferencias de coloración, y no desarrollan el plumaje de los individuos
maduros hasta los 5 años de edad, al mismo tiempo que la madurez sexual. El tamaño medio de los adultos es de entre 78 y 83 cm de altura, y 2,8 kg, si bien las hembras, más grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5 kg. La envergadura alar varía entre los 1,8 y 2,1 m.
Viven unos 20 años de media, habiéndose documentado ejemplares de 27 años en el medio natural y de 41 en cautividad.
Sus territorios abarcan una gran cantidad de hábitats, desde pinares
en las zonas de montaña a sistemas dunares y marismas en zonas de costa.
Sus mayores densidades se alcanzan en terrenos llanos o con relieves
suaves, con formaciones arbóreas de importancia, aunque no dominantes (dehesas) y con buenas poblaciones de conejo.
Históricamente la persecución de esta especie hizo que las parejas
supervivientes fueran las que se refugiaron en zonas de difícil acceso y
relieve abrupto, generalmente en zonas de montaña. Su recuperación ha
llevado a que las nuevas parejas, y también algunas antiguas vayan
ocupando espacios de llanura y penillanura.
Dentro del territorio del águila, de su zona de campeo, se pueden
distinguir tres zonas: la zona de nidificación; la zona de alimentación
cercana, el cazadero más habitual que es defendido por la pareja para su
uso exclusivo; y la zona de alimentación lejana que se usa de manera
más ocasional, su uso es compartido con otras parejas y otras rapaces, y
se usa más fuera de la época de cría.
Los jóvenes, al emanciparse, se dispersan por zonas cercanas o alejadas
de donde nacieron, en busca de nuevos territorios de caza y
reproducción.
Al contrario que el águila imperial oriental de Eurasia y África oriental, la especie ibérica no emigra. Cada pareja defiende su zona de caza y reproducción (unas 2.000 hectáreas) durante todo el año.
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