domingo, 12 de enero de 2014


De vuelta a la profesión de pastor en tiempos difíciles


Malos tiempos vive España, esa España que concentra masivamente la población en puntos concretos de la geografía, Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, ..., ahora los grandes rascacielos parecen más grises, aunque siempre lo fueron, el asfalto y la frialdad mecanizada de una vida cronometrada para sacar el máximo rendimiento y el mayor beneficio para poder tener acceso a la loca vida del consumo.

Aquellos hijos y nietos que despoblaron buena parte de pueblos centenarios en provincias como Ávila, Cuenca o Salamanca, en busca de una vida mejor, de un aire más podrido pero el dinero lo es todo.

Hoy el dinero se ha ido, tal vez fue un error huir de la calma de los valles y la sombra de los árboles, tal vez aquellas casas de piedra diesen menos quebraderos de cabeza que éstos adosados de la urbanización.

Muchas son las personas que regresan a esos pequeños pueblos abandonados, acosados por la crisis y el agobio, buscan el arropo de una tierra que parece en silencio, pero que tiene mucho que decir.

Tal vez a partir de ahora, se multipliquen los pastores con sus rebaños de ovejas y cabras y aquellos pueblos semiderruídos vuelvan a tener otro momento de gloria y el día de mañana señalen a sus hijos el camino por dónde nunca deberán de ir.




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