miércoles, 29 de enero de 2014


El aclareo (raleo) de los árboles frutales


Aclareo del árbol frutal
Esta tarea que solemos hacer de mala gana porque tenemos la impresión de estar estropeando parte de la fruta de la cosecha, es una garantía para lograr buenas recolecciones de fruta de un calibre satisfactorio sin riesgo de agotar el árbol. Consiste en sacrificar una parte de las frutas jóvenes en provecho de las más bonitas y mejor situadas.

Por qué aclarar

Las variedades tradicionales de ciruelos, manzanos y perales, especialmente, están sometidas al fenómeno de la alternancia. Un año sí y otro no, producen tanta fruta que se agotan. ¡Y al año siguiente, descansan!. Las variedades más recientes, a menudo muy productivas, ven sus ramas tan cargadas de fruta que corren el peligro de romperse en verano.

En los dos casos, si los ramos de frutas son demasiado importantes, éstas se quedan pequeñas y malformadas. Seleccionar las mejores permite conseguir frutas de buen tamaño sin que el árbol se agote en vano.

Cuando y cómo aclarar

Entre finales de abril y mediados de junio, según las especies y regiones, las frutas jóvenes alcanzan el tamaño de una avellana (albaricoques) o de una nuez (manzanas). Es el momento idóneo para intervenir. La presencia de algunas frutas caídas de modo natural al pie del árbol (caída fisiológica) es la mejor señal.

En un árbol pequeño, como una palmeta, el aclareo se hace a mano, fruta por fruta, salvando las más prometedoras. En los perales, se eliminan las frutas que estén en medio del ramillete. En los manzanos, se sacrifican las de la periferia. No deje más que dos o tres frutas por ramo, según la salud del árbol y el calibre que desee obtener.

En árbol grande, es suficiente sacudir suavemente las ramas con una vara. Los frutos más débiles caerán por sí mismos.




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